Mientras nos dejen, seremos;
la nostalgia de los sido cargaremos
en espaldas que la libertad echan de menos.
En los hombres cegaremos
cuanto somos y podemos,
pues el viento es fuerte para los que divergeron.
El polvo en suspensión veremos,
y no sabrán del espectáculo que se contempla
en la paz mansa que el aula vacía alberga.
El día largo eternizado,
—¡Iza la bandera que nos vencen!—
y enajenado el corazón, más no valemos.
Mientras nos dejen ser, seremos,
ruido y la tormenta elevaremos
donde la tierra clama guerra;
pues es de ser el deseo de traer a los hombres fuego,
prometidos a una causa imposible, ¡prometeos!,
desdeñados pero hacedores de lo nuevo.
[cuando se extingan los prometeos,
y no haya días, no quedará por luchar nada]
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