Epílogo -IX- de la luz oscura

[Nombre Noveno: Layo]

-Tenebris Lucem Epilogi-

Sombra, el nombre de las cosas que son tuyas;
tierra que levantas con las manos y que elevas
como vidas, y que tientas,,, y que esperas recoger.

Promesas que te vi romper,
aún cuando las sufrirías en la carne,
solo por vernos caer.

Impasible permaneces —verme arder
y quebrar imperios de luz que construimos,
para ti no es suficiente—.

Tanto odio eres que por poco
nos prefieres perecer que alzar
de nuevo lo perdido y lo ganado,

que prefieres traicionarnos
y después
hacer sangre a quién leal te fue

porque «Roma no paga a traidores»:
¡Tú! Que juraste no morir,
                                        caerás.

En el momento en el que te necesité,
preferiste verme perder,,,
me juraste una victoria,

te seguí como el hijo que no tienes,
y me lanzaste al vacío
de fuego, de desierto y de no-ayer.

Hallé de nuevo otro camino a casa
y sin tú disculparte perdoné
cada acto que juré hacerte pagar...

Mi sangre envenené por verte alzar,
y hora que te requiero otra vez
me dejas vendido

en mitad de una batalla
que sabías que no podría ganar
y a la espera de una ayuda, que no voy a tener.

Tú que me juraste eternidad,
                                          morirás;
una tormenta se levanta en la ciudad que asedia el mar,

una lágrima de fuego que arderá...:

Con la promesa de verte arder vendí mi alma

y lo peor es que te perdonaría si volvieras a casa.