PD: Si algún día no publico es que estoy buscando razones para seguir

Nombre Final: Aio

Cuando venga la vida junta a contarme en que he gastado la mía,
ese préstamo que acordamos,
y me muestre todas las faltas, todas las heridas que he causado…
Cuando venga qué respuesta le damos.

Cuando venga la vida junta a recordarme que me han hecho daño,
que me duelen cosas pequeñas
que no superamos; que me hacen más los errores contra mí,
que los dones que otros me hayan dado.

Cuando venga la vida junta a mostrarme las vergüenzas, esas cosas
que no nos atrevemos a mirar,
porque no sabemos cómo justificarnos. Cuando me venga
con eso que es tan amargo…

Cuando venga la vida junta a negarme los argumentos, a decirme
que hago mal culpándoos,
cuando venga llena de furia como unos padres defraudados
y me ofrezca una salida fácil:
Entonces,
¿qué respuesta damos?

Nombre Duodécimo: M...

Empieza por M...

Regreso y huida:

Las voces que se escuchan en el patio, en la casa,,,
algún pájaro y el viento de la calle...
Ahora quiero pensar que bonito hubiera
sido haber llorado, pero yo no lloro...
Ahora quiero pensar qué palabras adecuadas,,,
¿con cuáles imploro eternidad
para esta pausa, para esta huida del tornado?

Sin retorno dibujado, como sombra que condena,
soy verdugo de una era: Me marcho.
Dando pasos hacia atrás siento que desando
la tierra recorrida, sufriendo doble
los dolores ya pasados. El patio paso, era blanco,
la condena a no saber si sigue siendo
es como casi todo: Es a lo que estamos condenados.

Si tienes tierra yo la canto; si hay humo entre los pájaros
o huelen a leña húmeda las chimeneas
en el temprano patio de luces del edificio marginal
de la calle con nombre bolivariano
del barrio que hay al final,,,
donde los ricos empiezan a invertir dinero
ahora que todo resta desnaturalizado ya...

Las voces y las viejas de la escalera,
que se reunían en una casa a ver la novela,
que se hacían compañía; esas no volverán,
son los héroes ya citados, son la carne de cañón
de una nueva revolución que nos va ha desmontar;
y demolidos, y contrarios, y hechos trizas,,,
aquello que somos, sola sombra, negro pedernal.

[No creo que estas palabras den al lugar eternidad,
pero le harán diluirse más lento en la memoria
atadas a recuerdos más profundos, a sentimientos
de los que te hacen temblar:
A la pena oculta del regresar
y a la pulsión —estancia/huida— dual]

Nombre Undécimo: Rebeca


*Ojalá que no...

Erigirte ha sido una calamidad,
tu nombre es un misterio,
y el misterio es tu misma identidad:
No se puede hablar de lo que no se conoce,
no se puede ser y de lo no sido no sé escribir.

Mañana el día promete reencuentro,
una funesta tarea y un mal recuerdo;
enfrentarme con un antiguo miedo,
reunirme con un amigo viejo,
la tarea hercúlea de una despedida por mucho tiempo...

Erigirte a sido duro, bullying para el corazón,
una puñalada tras otra que me doy
mientras juro que quiero vivir,
que no se donde está el problema
y me desangro y todo quema...

Y te recuerdo y me recuerdas,
así sin querer he erigido el poema,
tu nombre será el número once
de una docena...

[Con el tiempo nos veremos en alguna cena
crecer ojeras, arrugas, penas...
Con el tiempo tus ojos indianos dejarán 
de ser de pantera,,,
y tus sueños profanos se estancarán 
en una vida media*]

Nombre Décimo: Atala

Desfiladero:

Y si te pasa lo mismo que a mí,
si no estás triste porque no sabes que lo eres
pero en el fondo lo sospechas...

Y si crees que has perdido la vida
y hasta la gracia que da la juventud,
y ya no resta nada sino vivir o morir...

Y si te piensas agotado en el tiempo,
Atala de ojos verdes, de rastas o rubio pelo,,,

Te conozco desde que el cielo es azul,
te conozco desde que el trueno retumba
las montañas recubiertas de quejigos...

Te recuerdo que tú eras el rayo de la risa,
te recuerdo que tú eras el viento de lo azul,
te recuerdo reventando el techo de promesas,

coronando el corazón del bosque con alguna ofrenda...
Te se revosante de vida aun lo niegues:

Nombre Noveno: Layo

Venoste (o «𐤁‏𐤏‏𐤋»).

Él, que renunció a morir,
como las hojas de los arces en noviembre,
nos dejó vendidos...
Abandonados entre brumas y sin suerte:

Él, el mar omnipotente,
y nosotros ciudad, que entre los muros,
empeñada entre los riscos
de la balsa más de piedra, vida eterna, se promete,

más allá del desengaño,
vencedora como es de los dioses y los años.
Una promesa que asedia es él,
nosotros la severa voluntad de quebrantarlo.

Autor: @carlos_alci

Nombre Octavo: Horacio

«Beowolf»

Él como Ulises, inhumado de la tierra,
del lugar al que pertenece, resignado quizá
al abrazo oscuro de la fría muerte,,,
pues acaso encontrado en el final el sentido,
como aquello que salvo lo defendido.

Tenentes de templanza y el gran río,
enfurecidos los ancestros
y los templos de los dioses desqueridos,
los testigos, las hazañas [...] enemigos.

Oh atados a una pira e incendiados
siente el fuego que os quemo cada pellejo;
condenado quizás al hundimiento,
que su sepultura la hagan los guijarros
que protegió la espada...

Reunido con las fieras más salvajes
que han querido tanto mal, que no pueden confrontarlo...
¿Oh qué muerte es muerte y cuál es vida?
Que prefiere las estacas a la casa ardida,
a llorar cenizas.

Oh que te prometen, acaso eternidad,
acaso sangre enaltecida por la terrible verdad
de que acaso, nada merece la pena morir
si no aquello que es y cuanto quieres.

—Nada aguarda más allá que la fiereza
de la nada o de vivir acaso en gloria—

desafía las palabras del que implora,
acaso a los dioses de los padres y la tierra…

Oh muerte como pruebas a lo último,
oh bilis que de arder lo está matando;
demonios que la tierra ha albergado
y odio: Cuanto es le puede y ahora exhausto
no se quiere ir con los honores.

—En la noche oscura de los nombres ¡puédete
y no habrán vencido!,
que tu carne pide gloria, eternidad y río—

le grité. Pero, preso de lo que ya no será, me dijo:

—Te sé como a lo poco que me queda
y sé que apenas si no estoy ni eres,
y que sabes que me hace inmortal
el hecho solo de que me recuerdes—
.

Nombre Séptimo: Esther

"Cúbrete las espaldas",
"no dejes que te venzan"
"cúbrete las espaldas",
"no te rindas..." [***]

Así fueron, y sólo así, sus últimas palabras,
al menos las últimas que me dijo a mí;
sobre la roca dura de su esquela,
colocada en el bar cual flor amarga,
pesa la juventud que así cercena
una vida que prometía ser más larga.

En el tiempo indefinido de las balas,
silban estas a mi alrededor (entre el fuego cruzado
que casi todos los días se alza,
como las columnas de nubes que pudren las almas).

El pasillo lejano de una escuela sin nombre,
irrelevante como el sol que esconde
cada pequeño resto de alabanza,
cada malísimo suceso que nos pasa;
"a veces te pasas", a veces creo
que debería dormir muchísimo menos,

solo así me daría tiempo a hacer
todas las cosas que te dejé apalabradas; ya casi no
recuerdo lo de aquel profesor
o lo del otro que también terrible dejó que pasara.

Hubo un tiempo en que todos los hombres
tenían alma,
ahora hay héroes que se esconden
y te recuerdan que te cubras las espaldas.